Esto de ser padres se nos va de las manos. Perdona que lo repita; pero lo voy a hacer. Esto de ser padres se nos va de las manos A TODOS. Te explico el porqué.
Antes de ser padre, criticas cómo amigos, familiares o conocidos lidian con la conducta y la educación de sus hijos. Te parece todo tan obvio y simple, que te permites el privilegio, lujo o incluso te otorgas la prerrogativa de juzgar sin la más mínima consideración o deferencia.
- “¿Pero cómo pueden educar a sus hijos así?
- “Es un malcriado.”
- “Le consisten todo.”
- “Yo nunca haría eso. ¿No se dan cuenta que es perjudicial decirle esas palabras?”
- “Pues que llore, el niño. Que lo dejen. Que no le hagan caso”
Un sinfín de banalidades, fruslerías y bagatelas que salen de nuestra boca juzgando una vez más algo que desconocemos. Valorar y estimar la capacidad de unas personas de ser buenos padres es de tal osadía que lo único que provoca es risa. Lamentablemente, no me atrevo a decir que todo ser humano haya caído en estos infortunados comentarios pero la gran inmensa mayoría lo hemos hecho en alguna ocasión. Es poco inteligente me atrevería yo a decir pero “es lo que hay” que diría uno que me sé yo.
Entonces, para muchos, llega el momento en que nos convertimos en padres. No te vayas a pensar que nuestra conducta cambia mucho. Es irónico. Entiendes muchas cosas que no sólo no entendías antes pero que además criticabas sin ningún resquemor, sin embargo hay otras nuevas conductas de otros padres que son totalmente opuestas y contradictorias a tu manera de actuar y educar a tus hijos y sin haber aprendido ni un mínimo ápice de tus infundados comentarios en el pasado, vuelves a caer en lo mismo. Vuelves a criticar y censurar otro tipo de conductas. Los humanos tropezamos muchas veces en la misma piedra y muchas veces no aprendemos de nuestras caídas, torpezas e ineptitudes.
Ser padre es un mundo que se abre ante ti. Nadie sabe la fórmula perfecta. No es una ciencia exacta. De hecho, muchos padres han educado de la misma manera a sus hijos y los resultados han sido totalmente antagónicos. Nadie está en la posición de desafiar una manera de actuar de unos padres.
Antes de ser padre, crees que sabrás tomar tu nuevo rol sin ningún problema, cuando eres padre te invaden los miedos constantemente, cuando van pasando los años sólo deseas haberlo hecho bien, te das cuenta que educar es un arduo deber y esperas que “haberlo hecho lo mejor que has sabido” haya sido suficiente.