¿Pero tanto cuesta ser amable? ¿es tan difícil transmitir un mensaje desde la cordialidad? ¿por qué algunas personas se permiten el lujo de hablarte de una manera despectiva?
La respuesta es clara y muy triste; la mayoría no se dan cuenta que lo hace. Es su manera de afrontar el día a día. Son personas que proyectan, trasmiten e irradian energía negativa. Son personas con el cartel tatuado de víctimas del mundo. Siempre se están quejando y siempre se están lamentando. Si un día no se les ha caído el café, está lloviendo y si no tienen dolor de espalda, se sienten abordadas por trabajo, si no han podido dormir bien, no tienen la comida hecha, si… un largo etcétera. Son siempre excusas para no ser feliz.
Un vez cuando era pequeña mi madre me dijo: “el peor sentimiento que puedes tener hacia una persona es el de pena”. La verdad es que no lo entendí muy bien e incluso le aseguré que había sentimientos peores. Ahora lo entiendo. Es cierto que sentir pena por una persona es un sentimiento triste y amargo. Yo siento pena por estas personas. Cuando una persona se propone entristecerte el día hablándote de una manera que tu consideras ofensiva y maleducada; no te pongas a su altura. Sé más inteligente que su ignorancia. Huye de esa energía negativa tan destructora. Demuestra que una sonrisa es milagrosa. Trasmite que los buenos modales son genuinos. Proyecta que un simple gracias y perdón puede hacer que vivamos en este mundo mucho mejor. No te equipares a personas destructivas, maleducadas y groseras. No merece la pena. ¿Pero sabes por qué no merece la pena? Porque en el fondo, cuando les contestas igual o les tratas de la misma manera, nada cambia. Estas personas no van a cambiar su actitud y tú te has rebajado a su nivel y al rebajarte a su nivel, te has decepcionado a ti mismo.
Lo mas saludable es trasmitir alegría. Lo mejor es ser amable.
Descuádrales. Déjales atónitos con tu respuesta: