Cuando una puerta se cierra, otra se abre

No sé ni las veces que hemos oído este tipo de frases bonitas y esperanzadoras. Yo estoy a favor de estas frases optimistas, siempre lo he estado, desde que era bien pequeña. Estoy siempre a favor de leer algo que provoque ilusión.

Además es así, es la vida misma. Cuando una puerta se cierra, otra se abre. Bien es cierto que muchas veces estamos ciegos y somos incapaces de ver nuevas oportunidades o señales. Muchas veces la nueva puerta está ante nuestros ojos bien abierta, con un sol deslumbrante que nos está haciendo daño a los ojos pero nosotros seguimos con la mirada en la que se ha cerrado.

La vida es cuestión de puertas cerradas, de nuevas puertas, de oportunidades, de cambios, de aciertos, de desaciertos, de momentos, de encuentros, de desencuentros, de caídas, de progresos, de tristezas, de alegrías, de fracasos, de éxitos… la vida es una coctelera con todos estos ingredientes y un buen cóctel tiene que estar siempre bien agitado, bien mezclado para que todos sus ingredientes formen una simbiosis, una fusión que nos lleve al éxtasis de su sabor. Esta simbiosis también nos lleva a un eclecticismo. Hemos sido capaces de compensar todos nuestros fortunios e infortunios para crear la esencia de nuestra vida. Todas nuestras vivencias personales nos ayudan a formarnos como personas, a remodelar nuestro yo y nuestro ego. No son casualidades de la vida, son nuestras vivencias, las cuales son tan reales y palpables como inadvertidas y significativas.

Nuestra vida es el conjunto de nuestras puertas abiertas y cerradas y su fusión. El resultado es inigualable e indescriptible, el resultado es el cóctel de nuestra vida.